Título original: Eliza and her monsters
Autor: Francesca Zappia
País de nacionalidad: EUA
Editorial: Harper Collins
Año de publicación: 2017
N° de páginas: 385
Este es el libro más millennial que he leído hasta el
momento.
La historia en sí misma es bastante simple: Eliza, que vive
más en el mundo online que en el offline, se lleva mal con su familia, tiene un
web cómic ultra exitoso, empieza una relación romántica con el mejor escritor
de fanfic de su historia. Eventualmente, su identidad oculta hasta el momento se
revela, y después de harto drama, todo se soluciona.
El punto es que, en una sola historia, se reúnen la introversión,
la ansiedad social, el trastorno de estrés post traumático, la pertenencia a un
fandom, la legitimidad de las relaciones virtuales, bloqueos de artista y el
crecimiento personal de la adolescencia. Los temas están tratados de una forma
tan real (tan de experiencia personal *emoji de ojitos*), que es imposible no
sentirse identificado o reconocer a otros en el relato.
Lamentablemente, la escritura pareciera estar constantemente
tratando de encontrar un ritmo y no logra el nivel de fluidez que podría haber
llevado a un libro redondo. Una mezcla de prosa regular, conversaciones de
chats, párrafos de la transcripción que Wallace hace del cómic de Eliza (que había
olvidado hasta este punto y que, honestamente, leía tan por encima), dibujos de
los personajes y un capítulo de puro diálogo. Hemos visto estos formatos
funcionar, separados o juntos, pero no creo que este sea el caso.
El fuerte son los personajes y sus caracterizaciones. Están muy
bien construidos, son perfiles reales y experimentan un desarrollo que hace
avanzar a la historia mientras esperamos el clímax (y en estos elementos que casi
no se influyen, vuelvo a sentirme desconforme con la escritura).
Sin quitar lo bueno que son los personajes, me cayeron mal (menos
los hermanos gemelos, que al mismo tiempo son los más ficticios). Y de verdad
me esforcé porque me agradaran: dentro de esta credibilidad que presentaban,
muchas veces me encontraba pensando “yo habría hecho otra cosa”, y tuve racionalizar
que efectivamente existe gente como los personajes del libro. Pude hacer el
cambio y mirarlo desde un punto de vista externo, como una experiencia de
alguien totalmente distinto a mí. Maravilloso. Eliza me causaba ternura y
quería protegerla, Wallace me agradaba. Pero no alcanzó a durar y eso, me caen
mal. Ahora, creo que esto refuerza mi punto sobre los buenos personajes.
(Un problema recurrente en muchos tipos de literatura –y quiero
incluir a las historias gráficas- es que a veces los personajes están en un limbo
entre haber sido bien hechos o no. Se nota la intención, se notan los primeros
trazos, se nota la preocupación, originalidad y complejidad; pero no alcanzan a
realizarlos. Y entonces, sabemos ciertas características de un personaje porque
lo comentan otros personajes o el mismo narrador, y no porque nosotros hayamos
llegado a esa conclusión. Por ejemplo, que un personaje es un gran estratega pero
al momento de los quiubos, el cabro idea un plan lleno de fallas; o sabemos que
otro personaje es una guerrera excepcional, pero la vemos todo el rato siendo
superada en lo más mínimo y teniendo que ser rescatada. El incómodo, incómodo
limbo de los personajes).
Finalmente, creo que este libro cumple con contar la
historia que quería. Se entiende el conflicto y existe este cierre esperanzador
que le imprime el optimismo-sin-discurso-moralista que le falta a muchas novelas
adolescentes. Así que bien.
Recomendado para: jóvenes y adultos que quieran saber qué
pasa con los adolescentes introvertidos y sus vidas cibernéticas, personas (especialmente
adolescentes, pero no de manera excluyente) que estén ligadas a los obstáculos
de la creación artística y quieran unos cariñitos de apoyo en la espalda.
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