viernes, 9 de febrero de 2018

Desvaríos inconexos de Marrata: Re-reseñas


El otro día estábamos viendo un capitulo de una serie de HBO con mi hermana, de esas que no son tanto de humor verbal sino más situacional, de victorias y desgracias de personajes en general desafortunados.  En un capítulo en particular sucedió algo que nos hizo reír tanto que ameritó una repetición de la escena, como para sufrir de nuevo.

Y, con eso, matamos la situación por completo.
Perdió todo el sentido y enterramos la deliciosa experiencia inicial de descubrir por sorpresa un momento único e irrepetible.

Resulta complejo el tema de plantearse re-vivir una experiencia fortuita, sobre todo cuando lo que buscas es volver a hallar cosas que es probable ya no estén ahí. Y no hablo de que sea imposible sino que, simplemente es... imprevisible.

Por eso dejamos cosas intocables. Guardamos cosas "por si acaso". Las protegemos de nosotros y de otros. O por otro lado, las alejamos porque realmente no queremos revivirlas, porque son insoportables o incómodas. Porque una vez es suficiente. Por eso no volvemos a ver películas del holocausto, o no nos subimos a la montaña rusa de nuevo; también por eso no pongo mi canción favorita de tono de alarma o no como papas fritas todos los días. Las experiencias cambian de acuerdo a su singularidad como momentos únicos que constituyen y la línea entre uso y abuso es muy delgada.

Esas son las cosas inolvidable pero irrepetibles de las que hablo, y ahí mismo, en mi lista de cosas intocables, hay una torre de libros acumulando polvo por la eternidad.
(sí, todo esto era para hablar de libros que no quiero volver a leer, vale?)

Existen libros que leí cuando niña que tuvieron gran impacto en mi vida y que no me puedo animar a leer de nuevo por miedo a que la nueva experiencia contamine mis viejos recuerdos, como hay también libros sencillos que en su momento disfruté muchísimo, pero debido a las malas criticas, temo no apreciar de la misma manera. Hay historias que son tan largas que tan solo hacerme la idea de empezar de nuevo a leerlas se me hace agotador, como hay relatos de tal intensidad o dramatismo que parece una tarea imposible el poder plantearse sufrir una segunda vez a través de sus paginas.

En general, cuando uno se plantea escribir reseñas trata de que se haga dentro de los días inmediatos al termino de la lectura, para tener fresca la información, las emociones y las imágenes al momento de hacerlo. Sin embargo, sucede que a veces no lo hacemos a tiempo y pasan días y años, y aún queremos hablar de algún libro que incluso a la distancia creemos podría interesar a otros o podría hasta (con esos años entremedio) haber cambiado totalmente a nuestra percepción. Pero como la idea de leerlos de nuevo es poco atractiva, planteamos con Vincapervincata apelar 95% a nuestra memoria y 5% a la imaginación y hacer posts-reseñas de cosas que hemos leído hace mucho tiempo pero aún llevamos muy presentes en el ahora. No solo porque es un modo de ahorrar tiempo y lata, sino que además porque legítimamente creemos que el tema tiene un cierto encanto y romanticismo de por sí, y eso añade otra perspectiva totalmente nueva a lo que es la experiencia del relacionarnos con un libro o historia.

De todas maneras nadie las lee así que hacemos lo que queremos igual.

(mutis por la derecha)

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